Estación de descanso: Pecábamos como ángeles de Gloria Fuertes, 1997, Colección Torremozas

“Un globo, dos globos, tres globos...” se te ha venido a la mente de manera inmediata al leer su nombre. Gloria Fuertes (Madrid, 1917-1998) se definía así misma como “autodidacta y desescolarizada” en cuanto a su poesía. Algunos estudiosos intentan encastrarla en la generación del 50 ese cajón de sastre donde caben figuras tan dispares como Gamoneda, Hierro, Bonald, Barral, Brines, González, Gil de Biedma y Goytisolo, otros en el movimiento llamado Postismo liderado por Briones, Sernesi y Ory. Pero yo estoy con ella: no es que su poesía sea menos letrada, sino que no sigue convenciones más allá que las de la rima y los juegos semánticos que tanto la caracterizan.

Gloria era una escritora innata, aunque su amplia publicación de libros infantiles dominaba el poema narrativo tan bien que con cuatro versos escribía un cuento completo la ha relegado en la memoria de muchos a un papel literario que, sin ser menor, no abarca todo su polifacético talento. En una rápida búsqueda en Internet podrás observar la cantidad de obras para adultos que llegó a publicar. Hoy quiero acercaros a la tierna Gloria enamorada haciendo repaso de este poemario, Pecábamos como ángeles, que no es sino una antología de poemas románticos, publicado un año antes de su muerte.

Qué fácil es quejarse del amor, sufrir cuando no somos correspondidos. No es tan fácil jugar con las palabras para abrigarse con la soledad o aferrarse a la ignorancia del rechazo. “No estoy loca por ti,/ estoy viva por ti”, “tu carta me da tristeza/ al paso me da contento/ tu letra es un alimento”, “Yo quisiera ser ángel y soy loba./ Yo quisiera ser luminosamente tuya/ y soy oscuramente mía”.

Esta antología no consta de orden deliberado, aunque lo más probable es que se haya seguido el orden establecido por la publicación de los poemarios de donde se extraen estos poemas Obras incompletas (1975), Historia de Gloria (1980) y Mujer de verso en pecho (1995)‒ que tienen en común dos características: el amor y la inconfundible esencia de Gloria. Dentro de su propio lenguaje, que se aleja del infantilismo de sus otras obras sin abandonar la rima y la analogía, hay palabras que emergen constantemente y se convierten en nana: "El corazón, la fruta de mi pecho/ cada día se pone más sabrosa", "Pero no te dejaré jugar con mi corazón/ porque lo rompiste ¿te acuerdas?/ y lo he pegado/ y no está seco todavía", "Altos y bajos en tu corazón furtivo.../ Manipulas tus horas fríamente", "No seas polilla/ en mi corazón de lana que te di"; "Llamo al amor por su nombre/ llamo a la puerta de enfrente", "Cuando te nombran,/ me roban un poquito de tu nombre/ (...) enseñar a los hombres que no hay nada/ como volverse loco y repetir tu nombre(...) Y me iré al otro mundo con tu nombre en la boca"; "y sigo viéndote/ cuando leo tus cartas", "Cuando leo tu sobre y me froto tu carta por el rostro colorido", "Alimento o droga insana/ tu carta es una tisana/ para el enfermo de ausencia", "de tu carta saco punta a una frase y a mi lápiz  (...) Tu carta daba luz a mi sonrisa,/ todo así de sencillo".

Su amor, que a veces duele, se despliega en los poemas como un don humano del que se enorgullece. No nos sorprende su positivismo, su querer amar. Los poemas de Gloria no deben fragmentarse como he hecho más arriba, ya que cada poema es una obra completa en sí misma, una historia con presentación, nudo y desenlace. Dejamos aquí unos poemas que seguramente desconozcáis. Os animamos a redescubrirla y ...
"Gloria, Gloria,
por los siglos de los siglos".


YO YA, APENAS SOY JOVEN

Yo ya, apenas soy joven
tengo cincuenta años,
tengo cincuenta libros,
tengo cien desengaños.
Yo ya, apenas soy joven,
pero me estás mirando
y eso ya es suficiente
para seguir tirando.

POÉTICA

¿Para qué a estas alturas
preocuparme
‒escribir en revistas, hojas muertas o libros‒?
¿Para qué interesarme por un nombre,
si ya tengo el tuyo y el mío?
¿Para qué indiferencias, conferencias,
antologías, mitos?
¿Para qué recitales, traducciones,
si ya está todo dicho?

He cambiado
de técnicas y estilo.

¡Y manos a la obra!

Escribir sobre tu cuerpo
con los dedos mojados en vino.


Estación de descanso: Pecábamos como ángeles de Gloria Fuertes, 1997, Colección Torremozas Estación de descanso: Pecábamos como ángeles de Gloria Fuertes, 1997, Colección Torremozas Reviewed by Clara C. Scribá on 11:23 Rating: 5

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